La oración que inicia con las palabras "Creo, Dios mío", es muy apreciada para la Familia Paulina.
De hecho, se puede encontrar en los manuales de oración o devocionarios desde la primera edición en 1922, hasta la última aprobada por el beato Santiago Alberione en 1968. En estos se puede encontrarla como Acto de adoración.
Fruto de su vivencia espiritual en los seminarios de Bra y Alba (poblaciones del Piemonte italiano), para el joven Alberione eran muy significativos los escritos de san Alfonso María de Ligorio (1696-1787) y las enseñanzas de san Pedro Julián Eymard (siglo XIX), apóstol de la devoción eucarística.
Esta oración parece estar inspirada por estos dos autores; entre las "Máximas eternas" de san Alfonso se pueden encontrar cualquier oración semejante, aunque no se encuentre una con la densidad y síntesis espiritual como la descrita en este artículo.
Ciertamente de san Pedro Eymard se inspiran los "cuatro fines" de la oración, que se enumeran en las últimas cuatro frases de nuestra oración: adoración, agradecimiento, reparación o arrepentimiento y súplica o petición.
Con ustedes, la oración para adentrarse en la comunión con el Maestro divino 🙏:
Esta oración parece estar inspirada por estos dos autores; entre las "Máximas eternas" de san Alfonso se pueden encontrar cualquier oración semejante, aunque no se encuentre una con la densidad y síntesis espiritual como la descrita en este artículo.
Ciertamente de san Pedro Eymard se inspiran los "cuatro fines" de la oración, que se enumeran en las últimas cuatro frases de nuestra oración: adoración, agradecimiento, reparación o arrepentimiento y súplica o petición.
Con ustedes, la oración para adentrarse en la comunión con el Maestro divino 🙏:
-Roveran, R. (2017). «Credo, mio Dio». Gesù Maestro, 3, 25-26. *El artículo original fue redactado por el sacerdote paulino Pablo Lanzoni.
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