Entre las muchas actividades que el venerable
emprendi贸 como p谩rroco, la formaci贸n de una verdadera y propia escuela de
catecismo fue quiz谩, sin dejar otras iniciativas, la m谩s exitosa y original.
Convencido que el futuro de la Iglesia resid铆a en los
j贸venes, 茅l se da cuenta enseguida que la ense帽anza de la religi贸n era
potenciada a trav茅s de la formaci贸n un grupo de ense帽antes competentes y
apasionados.
No pas贸 mucho sin que todos conocieran esta iniciativa; 茅l dirigi贸
siempre esta escuela y la am贸 como nave de mando de su parroquia.
El grupo de las catequistas ense帽antes, elogio de la di贸cesis de Alba, al que el c谩n. Chiesa cuid贸 asiduamente. |
Dicha escuela consist铆a principalmente en la ense帽anza
de la doctrina como ya se dijo; analizaba en profundidad y comprend铆a diversas
lecciones de m茅todo catequ铆stico y de psicolog铆a, para un mejor acercamiento a
los j贸venes. La explicaci贸n de cada lecci贸n era organizada con atenci贸n en 7
puntos. El maestro los explicaba uno a la vez, las aprendices tomaban apuntes
de su viva voz. La siguiente lecci贸n era una ocasi贸n para ampliar y aprender
mejor el contenido de la anterior.
Al final del a帽o se realizaban ex谩menes orales y
escritos, y luego de tres a帽os se conced铆an los diplomas a aquellas que hab铆an
frecuentado y perseverado superando todas las dificultades durante el curso.
Una vez eran ense帽antes con todos los efectos, ellas
iniciaban su obra de catequesis sostenidas siempre por la constante presencia
de su maestro, que silencioso, recorr铆a las aulas durante las lecciones para
escuchar, observar, dar preciosos consejos a las colaboradoras.
Monse帽or Re lo nombr贸 en 1920, presidente de la
Comisi贸n Catequ铆stica diocesana. Por consejo de algunos amigos y admiradores de
su obra, public贸 en el Bolet铆n de la
Di贸cesis los esquemas de sus famosas lecciones. Muchos p谩rrocos decidieron
de servirse de ellas para la formaci贸n de sus propias catequistas y anhelaban
que fuera el propio can贸nico Chiesa a seguirlas en primera persona.
Entre otras iniciativas que promovi贸 se pueden
recordar la Liga de madres de familia
y la Liga de padres de familia,
grupos de encuentro, conversaci贸n y oraci贸n. Incentiv贸 luego la frecuencia a
los sacramentos, constituy贸 grupos de acci贸n cat贸lica y la schola cantorum (grupo coral). Fue el eje de apoyo de la comunidad
hasta la segunda guerra mundial, suceso que lleg贸 solo a lentificar pero no a
apagar su incesante actividad. Am贸 profundamente a todos sus parroquianos, en
particular los enfermos y necesitados, de quienes era siempre esperado y bien
acogido.
Bibliograf铆a
-Chiesa, F. (2006). Francesco Chiesa: Un uomo, un prete. Alba: San Pablo.
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