Así como Francisco encontró buenos maestros en su
formación, decidió convertirse más allá de un óptimo enseñante, en un árbitro
imparcial y correcto en los tantos conflictos de sus innumerables estudiantes.
Para la enseñanza Francisco se había preparado con 15
largos años de estudio y sacrificio.
Era todavía diácono cuando se le encomendó
la clase preparatoria del seminario.
Delante a él encontró tantos muchachitos sin proyectos
en sus vidas, que como él en los tiempos del colegio turinense, soñaban con una
común estabilidad familiar.
"Grupo del Pequeño Clero" de la parroquia santos Cosme y Damián en 1933. A izq. el canónico Chiesa; a la derecha el vicepárroco el padre Ferrero. |
“Uno de aquellos ‘hijitos’ que escucharon sus primerísimas lecciones, un
chiquillo que era su compaisano y que, hecho sacerdote, fue sucesivamente
párroco de Priocca y de la catedral
de Alba, el canónico Tomás Casetta (+ info parrocchie.it), recordaba con reconocimiento que el [venerable],
para él y sus compañeros ‘hizo un poco de mamá’, en el sentido que inició
enseguida a interesarse de sus pequeños problemas con la simplicidad, la
generosidad y la solicitud que son características de las madres…”. Y en otro
testimonio: “Sabía hacerse pequeño con los estudiantes gracias a su profunda
humildad. Yo fui su discípulo y fui impresionado de su compostura, del
equilibrado carácter, de su detallada imparcialidad”.
Cuatro pasos bajo los pórticos del seminario en su compañía servían con
frecuencia a los muchachos para aclarar sus ideas y proseguir sin titubeos su
camino de fe.
Dadas su buena voluntad y la capacidad de relacionarse
con los muchachos, le fueron asignados otras dos funciones: el encargado de la
disciplina y la de director espiritual. También con estas nuevas tareas el
padre Chiesa responde con dedicación y entusiasmo, convirtiéndose en un
importante punto de referencia para el rector.
Bibliografía
-Chiesa,
F. (2006). Francesco Chiesa: Un uomo, un
prete. Alba: San Pablo.
-Fornasari, E. (1993). “Ho dato
tutto”: il venerabile don Francesco Chiesa. Milano: San Pablo.
-Rolfo,
L. (1978). “Il buon soldato di Cristo”. Servo
di Dio, Canonico Francesco Chiesa. Alba: Ediciones Paulinas.
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