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3 jul 2018

Maestro y amigo

Así como Francisco encontró buenos maestros en su formación, decidió convertirse más allá de un óptimo enseñante, en un árbitro imparcial y correcto en los tantos conflictos de sus innumerables estudiantes.

Para la enseñanza Francisco se había preparado con 15 largos años de estudio y sacrificio.
Era todavía diácono cuando se le encomendó la clase preparatoria del seminario.

Delante a él encontró tantos muchachitos sin proyectos en sus vidas, que como él en los tiempos del colegio turinense, soñaban con una común estabilidad familiar. 


"Grupo del Pequeño Clero" de la parroquia santos Cosme y Damián en 1933.
A izq. el canónico Chiesa; a la derecha el vicepárroco el padre Ferrero.
                
“Uno de aquellos ‘hijitos’ que escucharon sus primerísimas lecciones, un chiquillo que era su compaisano y que, hecho sacerdote, fue sucesivamente párroco de Priocca y de la catedral de Alba, el canónico Tomás Casetta (+ info parrocchie.it), recordaba con reconocimiento que el [venerable], para él y sus compañeros ‘hizo un poco de mamá’, en el sentido que inició enseguida a interesarse de sus pequeños problemas con la simplicidad, la generosidad y la solicitud que son características de las madres…”. Y en otro testimonio: “Sabía hacerse pequeño con los estudiantes gracias a su profunda humildad. Yo fui su discípulo y fui impresionado de su compostura, del equilibrado carácter, de su detallada imparcialidad”.


Dadas su buena voluntad y la capacidad de relacionarse con los muchachos, le fueron asignados otras dos funciones: el encargado de la disciplina y la de director espiritual. También con estas nuevas tareas el padre Chiesa responde con dedicación y entusiasmo, convirtiéndose en un importante punto de referencia para el rector. 

Cuatro pasos bajo los pórticos del seminario en su compañía servían con frecuencia a los muchachos para aclarar sus ideas y proseguir sin titubeos su camino de fe.


Bibliografía

-Chiesa, F. (2006). Francesco Chiesa: Un uomo, un prete. Alba: San Pablo.

-Fornasari, E. (1993). “Ho dato tutto”: il venerabile don Francesco Chiesa. Milano: San Pablo.

-Rolfo, L. (1978). “Il buon soldato di Cristo”. Servo di Dio, Canonico Francesco Chiesa. Alba: Ediciones Paulinas.

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