Todos
conocemos y oramos con el Gloria al Padre… (recitada desde los primeros
siglos); pero quizá nunca se ha pensado en orar consagrándose a la Santísima Trinidad.
Para
el padre Alberione cada una de las Personas de la Trinidad, vive con la loable
disposición del encuentro de gracia con cada ser humano. Así escribía en el boletín San Pablo en abril de 1969: “…
La vida de gracia, no obstante es común a las tres divinas Personas, se
atribuye especialmente al Espíritu Santo, como obra de amor. El Padre se da a
nosotros como verdadero Padre, por lo que todos somos hijos adoptivos; el Hijo
del Padre celestial es nuestro hermano; el Espíritu Santo es nuestra vida
espiritual. La Sma. Trinidad es el paraíso” (p. 10).
Tiene
además, otro aspecto muy bello esta oración: cada uno se puede presentar a la
Trinidad “por medio de María santísima, mi madre…”. El padre Alberione nos
indica la ternura de María como el camino maravilloso para entrar en la
comunión de vida trinitaria; María, Madre y Maestra nos enseña a vivir en sintonía
más estrecha con Dios, Uno y Trino.
Mosaico central: Sma. Trinidad - sotocripta del Santuario Reina de los Apóstoles - Roma (Italia). |
Útil recitarla en los momentos de festejo litúrgico (incluida la propia
solemnidad), pero más provechosa cuando se quiere afianzar el actuar, reavivar
el deseo de comunión, encomendar las dificultades, deberes o encuentros: porque
es en estas situaciones o similares que no se puede olvidar que somos creación
divina y que somos destinados a vivir en unión con Aquel que todo lo puede, por
la eternidad.
Bibliografía
-Roveran,
R. (2018). «Consacrazione alla SS. Trinità». Gesù
Maestro, 2, 31-32. *El artículo original fue redactado por el sacerdote paulino
Pablo Lanzoni.
-Alberione S. (2008). Oraciones. San Pablo: Roma.
-Alberione S. (2008). Oraciones. San Pablo: Roma.
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