La confirmación de Francisco se realizó el 18 de
octubre de 1882, a cuya presentación estuvo a cargo el nuevo párroco, padre
Juan Mosca, sacerdote irreprochable para la diócesis de Alba, humilde y al
mismo tiempo atento.
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| Templo parroquial de San Antonio Abad, en Montà de Alba, cercana a la casa de los Chiesa. |
Seguidamente, cuando él cumplió 9 años y luego de
haber frecuentado la escuela local con óptimos resultados, le reveló a su madre
–doña Teresa- la intención de consagrar su vida a Dios. Ella, dándose cuenta
que este deseo no era un capricho, lo aprobó con entusiasmo. El señor Lorenzo,
por su parte no tuvo inicialmente la misma opinión, o mejor, consiente de su
situación económica, evaluó con cuidado todo lo que significaría que faltará su
hijo, servicial y querido.
La familia de hecho había crecido con el nacimiento de
dos hijitas, Ángela y Lucía, y las deudas de familia… estaban aún por pagar.
El padre Mosca, conociendo la situación de esta
familia y consciente de la veracidad en la vocación de Francisco sugirió de
mandarlo a estudiar al seminario menor dirigido por el sacerdote Octavio Pavia,
en Turín. La hospitalidad en este lugar era gratuita y la
familia solo debía asumir los gastos del viaje, vestuario y libros.
Los siguientes tres años (1883-1886), no obstante las dificultades del preseminario turinense, Francisco salió adelante. Más tarde de esta experiencia dirá: En cuanto a mí, estoy contento de haber comenzado así mi vida. Bonum est adulescenti cum portaverit iugum ab adulescentia sua. Así en enseguida se puede más fácilmente contentarse de todo. Se necesita habituarse a vivir pobremente, contentarse con lo poco, del puro necesario, escapando a la superficialidad.
Los siguientes tres años (1883-1886), no obstante las dificultades del preseminario turinense, Francisco salió adelante. Más tarde de esta experiencia dirá: En cuanto a mí, estoy contento de haber comenzado así mi vida. Bonum est adulescenti cum portaverit iugum ab adulescentia sua. Así en enseguida se puede más fácilmente contentarse de todo. Se necesita habituarse a vivir pobremente, contentarse con lo poco, del puro necesario, escapando a la superficialidad.
Bibliografía
-Chiesa,
F. (2006). Francesco Chiesa: Un uomo, un
prete. Alba: San Pablo.

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