Partiendo
que “Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para argüir,
para corregir y para educar…” (2Tm 3,
16); y de que “quiso Dios en su bondad y sabiduría manifestarse a
sí mismo y dar a conocer el misterio de su voluntad acerca de la salvación de
los hombres…” (Concilio Vaticano II, DV 2,6),
lleva a que pueda “…ser conocido con seguridad por la luz natural de la razón humana…” (Rm 1, 20). Así, es como Dios también se da a conocer y han quedado sus mensajes en nuestro lenguaje humano, con lo que conocemos como la Biblia, o mejor, las Sagradas Escrituras.
lleva a que pueda “…ser conocido con seguridad por la luz natural de la razón humana…” (Rm 1, 20). Así, es como Dios también se da a conocer y han quedado sus mensajes en nuestro lenguaje humano, con lo que conocemos como la Biblia, o mejor, las Sagradas Escrituras.
La
mención de una frase o pasaje particular, de una línea en específico es lo que llamamos cita bíblica.
En nuestras vidas son útiles cuando además de conocerlas y memorizarlas, las
podemos aplicar como ideales, propósitos o como referencia para actuar en
cualquier situación. Si cuesta memorizarlas, se puede facilitar, anotarlas y
mantener el propósito de hacerlas nuestra compañía.
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